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Queremos irnos, para volver.

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¿Te imaginas no tener que recurrir a internet para masturbarte con alguien, ni sentir esa soledad? ¿Te imaginas no tener que ver porno porque ya vives tu sexualidad de forma plena con comunicación y sin carestía en el mundo ahí fuera? ¿Te imaginas? o verlo solo por placer, porque es un producto audiovisual libertario y autogestionado y no te pesa toda la culpa de la trata, el capitalismo y el heteropatriarcado con cada click y fotograma.

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¿Te imaginas mirarte al espejo y sentirte deseante y deseado y saber que hay espacios más allá de los márgenes donde puedes mostrarte desnudo sin pudor y con orgullo? ¿Te imaginas poder amar en plural sin sentirte una mierda ni tener que justificarte? ¿Te imaginas lugares que podemos construir juntas, donde nuestra libertad aumente con la de la otra, la colectiva a la par de la individual, sin que esto signifique disminuir la diversidad y unificarnos a todas?

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¿Te imaginas no tener que pensar que necesitas ir armado, que necesitas ocultarte, que no quieres ser visto? ¿Te imaginas que tu vestimenta no puede hacerte acabar en un hospital?¿Te imaginas que no necesitas la ironía y el sarcasmo, el humor, el esconderte entre líneas, porque has superado el nihilismo y puedes expresar tu identidad con voz nítida y clara (y alegre) frente al tambalear de su discurso? y que cuando vuelves a lo negro, al humor, a la ironía es para reírte, para explorar los abismos, para hacerte autocrítica, pero habiéndote aceptado antes. ¿Te imaginas poder bajar a esos abismos sin volverte loco porque sabes que tienes un salvavidas al que volver, una costa cálida, un grupo de apoyo, una playa okupada?

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Eso es para mí un lugar seguro y por eso defiendo que existan espacios no mixtos en un mundo mixto. No mixtos para el fascismo, el racismo, el sexismo, la homofobia y todos esos itsmos (correas de transmisión) que permiten al poder llegar a nuestros centros. Espacios no mixtos para desde esas islas salir a navegar lo que nos fue robado. Salir a la calle sabiendo que puedes volver a casa.

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La playa okupada frente al cuarto oscuro

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En contra de los antros gaypitalistas, con consumición obligatoria, marginales, en que se encuentran hombres de forma anónima que escapan de sus otras vidas no reconocidas. En la oscuridad. Elitistas, artificiales, del buen vestir y el cuerpo blanco de gimnasio canonizado. En cubículos estrechos, de glory holes, compartimentalizados. En geografías tabús de espacio y tiempo limitados, en guetos de consumocio gay "solo para adultos", con laberintos y escondites poco iluminados y menos ventilados. En los que se establecen relaciones de competición de consumo de cuerpos. En los que cuando has hecho contacto de pareja te separas del resto, te corres y te vas.

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Frente a eso, frente a todo eso. Grandes playas nudistas, espacios rurales autogestionados, no edificados, sin límites de cemento. Centrales, a plena luz del día, más que parques inmensos, bosques. Mares más que saunas de aguas estancadas. Surgientes termales no privatizadas. Entornos sin seguratas a la entrada, ni policías. Frente a las pocas palabras del cruising las muchas de los nuevos y complejos consensos. Donde tengamos buen sexo, buenos sexos: con comunicación explícita acerca de deseos, sensibilidades, identidades y géneros dialogados. Sin asunciones. Con juegos de poder negociados frente a estructuras de poder impuestas. Variable, en posturas y formas y carácter y tiempo y todo. Frente a lo fijo, lo aburrido lo cerrado lo dicotómico. Donde abandonemos los celos, la posesividad, el rencor, la vergüenza, la envidia, la inseguridad, el recelo, el asco. Pero sobre todo el miedo.

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Donde sintamos seguridad, aceptación, apoyo, complicidad, curiosidad, calma, fortaleza, alegría, paz, orgullo. Crítico.

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